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Joel González y la apasionante complejidad de escribir sobre futbol en México

REDACCIÓN MEXATLETHICS

Leer con detenimiento un texto rico en contenido es un placer que solamente se equipara con la sensación que eriza la piel de un periodista que, tras dedicar un recurso no renovable como lo es el tiempo, halla aquel dato que tanto indagó, ya sea en las delgadas páginas de un diario que engrosa uno de tantos compendios que habitan en las hemerotecas o bien, que encontró en las palabras de uno de sus entrevistados, testigos directos del suceso que se devela.

En México, a paso lento pero cadencioso como el juego de aquellos mediocampistas de antaño, que decían por dónde y cómo jugar, van surgiendo periodistas que, igualando un trazo largo o un pase de extremo a extremo de la cancha, han decidido cambiar el texto de una sala de redacción que exige inmediatez por encima de calidad por un texto más sapiente, organizado y amplio en contenido y calidad.

Joel González es uno de los periodistas que se incluye entre los que prefieren el rigor de la investigación y la confrontación de datos por encima de letras débiles, inmediatas y efímeras.

Joel González es el autor de tres libros que forman parte importante de la creciente biblioteca del futbol mexicano: Las Pieles del Rebaño y 100 Historias Inéditas Volumen 1 y Volumen 2, todos dedicados a la historia de las Chivas del Guadalajara.

El autor, en un ejercicio de memoria, amplia, por cierto, evoca las complejidades propias de una empresa colosal: escribir un libro en un país que no es de lectores y hacerlo respecto a un tema casi desierto como lo es el futbol.

“Siempre me llamaron la atención los datos, principalmente del Guadalajara. A veces escuchaba en una transmisión de radio o televisión algún dato que me generaba duda, entonces lo investigaba y muchas veces descubría que era erróneo y esto me llevaba a indagar más y más hasta que me encontraba con historias desconocidas. Me desarrollé como periodista, pero después me atrajo la idea de escribir un libro y luego otro y otro. Junté algunos ahorros y me decidí a buscar información, a entrevistar a mucha gente con historias fascinantes y tratar de contar algo que a todo aficionado le gustaría saber. Compré fotos, escribí mucho y corregí más; me equivoqué en algunas presentaciones de libros y también aprendí sobre la marcha. En el camino conocí mucha gente que me ayudó a darle forma a estos tres libros y puedo decir con seguridad que todo fue sumamente difícil, pero apasionante. Creo que un libro es algo que perdura, algo que va más allá de la rapidez con la que pierde vigencia e importancia una nota”.