@RodriguezOmar83
A Nico Olivera se le veía correr con candencia en la cancha del Cuauhtémoc. Lo distinguían su clase y técnica, y por supuesto, su pelo negro ensortijado y sus muñequeras en amarillo, verde, rojo y negro.
Con La Franja le fue bien. Recuperaba balones y cedía otros. Metía la pierna cuando debía. Gritaba y ordenaba. Ponía lo que debía en la cancha. No era el jugador más alegre en el vestuario, sin embargo, aportaba lo que tenía. Le gustaba la música de Bob Marley y, si alguien preguntaba sobre la misma, no dudaba en recomendarla. Serio, para la mayoría. Un poco más abierto y sonriente para sus paisanos, aquellos con los que solía visitar un restaurante de cortes uruguayos.
Fue un jugador importante en el Puebla de Chelís, aquel equipo por el que todos daban poco y al que todos sorprendió con un juego vertical, siempre atacando, siempre presionando, siempre mordiendo e incomodando al rival.
En Puebla lució. Con La Franja alcanzó un nivel que, previamente, no logró con Necaxa y Atlas. Luego, tras jugar con los camoteros, pasó al Veracruz, al América y terminó su estadía en México vistiendo la camiseta naranja de los Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Después regresó a Uruguay para jugar sus últimos minutos en donde debutó a mediados de los noventa: el Defensor Sporting. Atrás quedaron las tardes de futbol y atrás quedó un paso por el Valencia, Sevilla y Valladolid de España. Atrás quedó su pasó con La Franja. En el pasado se guardó el Balón de Oro que la FIFA le otorgó en el Mundial Sub 20 de Malasia. En un tiempo lejano se escondió el dolor que alguna vez le ocasionó una fractura de clavícula y otra del maxilar.
Hoy, que ya se cuentan seis años desde su retiro, Nico Olivera ya no suele vestir de short y playeras, pants y medias. Hoy, Nicolás Olivera vive en Uruguay y se desempeña como gerente deportivo del Defensor Sporting, conjunto con el que descendió hace un año y al que ascendió recién. Nico Olivera es figura histórica de cuadro violeta y en España le guardan un cariño tremendo por lo bien que le fue en el estadio Sánchez-Pizjuán. En Puebla se le recuerda con afecto y se le desea lo mejor en otra faceta cercana a la cancha y al apasionante mundo del futbol.