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Ser del Atlas es herencia y un tesoro

Ser del Atlas es herencia y un tesoro

POR OMAR RODRÍGUEZ

@RodriguezOmar83

Es 12 de diciembre de 2021. Escasos minutos rompen la barrera del medio día. El sol ilumina el pavimento y el ánimo de los miles de zorros que, con fe renovada y confianza, acuden a su gran madriguera. Al norte de la ciudad de Guadalajara, en la colonia Independencia, se observa un gigante longevo. El estadio Jalisco abre sus puertas para recibir a los seguidores del Atlas.

Christian Lona Chávez regresa a casa. Su vida ya transcurre en Estado de México, donde labora en la Comisión Federal de Electricidad. Sin embargo, siempre que puede retorna a su ciudad y este domingo especial, a su casa no puede faltar. Su equipo, el Atlas, apuesta por ganar la final y con ello convertir los setenta años de desierto en un territorio fértil para sembrar alegría y nuevas anécdotas para atesorar.

Christian desea ver la final junto a su madre, sin embargo, eso, corporalmente, es imposible. En 2017, tras padecer problemas cardíacos, un infarto fulminante separa a la señora María Teresa de su hijo. Pero este día decembrino, en la víspera del partido entre Atlas y León, Christian imprime una foto de ella, sonriente y matizada de dos colores: rojo y negro. Christian Lona Chávez acierta en levantar un ícono de su madre durante su estadía en el estadio Jalisco. ¿Cómo no llevar, aunque sea simbólicamente, a quien le dio la vida y a quien trabajó en una fábrica de cinturones y en un molino para hacer tortillas para darle, precisamente, una vida digna?

Si el gol de Aldo Rocha emociona a Christian, el tanto del campeonato que signa el gran Julio Furch le genera una catarsis. El gol de El Emperador es un eslabón divino, entre lo terrenal y lo celestial, mismo que une, nuevamente a Christian y María Teresa. ¡Atlas es campeón! Y tú, María Teresa, sin estar, ¡estuviste ahí!

“El último partido al que fui con mi mamá fue el juego del centenario ante Newell’s Old Boys. El partido fue en julio de 2016 y poco más de un año después mi mamá ya no estaba conmigo. La recuerdo ahí celebrando junto a mis hijos porque ser del Atlas es algo que se hereda. Me quedo con su recuerdo y más que triste, estoy contento porque su memoria está ahí, conmigo, abrazándome con la playera que tanto quiso”.