POR OMAR RODRÍGUEZ
Mientras los aficionados a Monarcas se apegan a un milagro de última hora, los propietarios del equipo llevan a cabo la mudanza con destino a Mazatlán.
En unas semanas en la nueva sede de la franquicia que a punto está de despedirse de Morelia, nacerán aficionados a un equipo debutante, quienes asistirán a un inmueble que está por estrenarse.
Además de la pasión por ese nuevo equipo de futbol, germinarán fuentes de empleo, entre las que se encontrarán puestos de elementos de seguridad para salvaguardar la integridad de los asistentes a los partidos de local.
También, como es de esperarse, brotarán vendedores de alimentos y bebidas, comerciantes de banderas, llaveros, playeras y, en general, personas que se emplearán a partir de la llegada de futbol de Primera División a Mazatlán.
Al mismo tiempo, todo esto no sucederá más en Morelia, plaza con tradición que no merece lo que le está pasando, pero que, al final de cuentas, no gozará por un buen tiempo de futbol de Primera División.
En este contexto, existe un tema del que poco se habla, pero del que resulta una historia dramática, pues las personas que dan vida a las mascotas de los equipos también son afectadas con la mudanza de una franquicia, pues de tener un empleo que les brinda recursos en al menos diez de los doce meses del año, pasan a no tener más este ingreso.
En pocas palabras, las mascotas pasan de ser parte del equipo y animadores de los partidos a no ser más que un recuerdo, una anécdota de aquel club que busca nuevos horizontes.
El Tibu Jarocho, sin lugar a dudas la mejor mascota de la Liga MX durante los últimos años, conoce a fondo el drama por el que pasan las personas que dan vida a estos personajes, esto tras quedarse sin sus fuentes de empleo una vez consumado el cambio de plaza.
Así que, como voz autorizada, Juan Carlos Rodríguez, quien creó el personaje del Tibu Jarocho, mandó un mensaje solidario a sus colegas, Súper Monarca y Mini Monarca, quienes, seguramente, también sufren con el adiós de Morelia.
“Conozco a Súper Monarca y al otro no, pero sé que están pasando por un momento difícil porque uno se tatúa la playera del equipo y de un momento a otro ese quipo al que apoyabas y que era tu fuente de trabajo deja de existir.
Les mando un abrazo porque sé que esto es muy complicado de entender porque estar cada quince días en el estadio, conviviendo con la gente y formando parte de una fiesta no es algo que se puede olvidar tan fácilmente.
Lo bueno del ser humano es que es adaptable al entorno y tiene con qué darle la vuelta a la página y buscar otra cosa para hacer”.
El Tibu Jarocho agregó: “Yo empecé como mascota en Córdoba con un equipo de Segunda División y de ahí pasé a un equipo de béisbol, a uno de basquetbol y, finalmente, me llegó la gran oportunidad de ser la mascota de Veracruz.
Fueron buenos años en todos los sentidos porque además de los partidos tenía convivencias y eventos privados, pero de pronto, con el adiós de Veracruz también tuve que despedirme de mi trabajo.
Tuve la oportunidad de trabajar en la Liga Mexicana de Béisbol con el equipo de Tabasco, pero por el Coronavirus todo está parado y está liga no ha podido iniciar, entonces ahora mis ingresos también están parados.
Es una situación muy complicada, pero sé que voy a salir adelante y próximamente daré a conocer un nuevo personaje, pero mientras eso llega tengo que mantenerme tranquilo a pesar de la situación.
Soy el ejemplo de que las cosas duelen cuando se acaban y por eso le digo a Súper Monarca que ya vendrán algunas otras oportunidades de trabajo, aunque la cosa es buscarle”.