¿De qué están hechos los atletas de alto rendimiento?
Solamente ellos lo saben.
Trabajan más duro que el resto.
Dicen sí cuando el entorno parece unirse para gritar ¡No!
Son fuertes, por supuesto.
Inquebrantables, sí, a nivel mental mas no en el rubro físico.
Y es que, por desgracia, por la exigencia de sus disciplinas, por lo extenuante de su labor en las prácticas o en las competencias o bien, por consecuencia de un momento desafortunado, los cuerpos de estos hombres y mujeres fuera de serie se rompen, se lastiman y se laceran, obligando con ello un esfuerzo mayúsculo para recobrar su estado original.
Nadie mejor que la basquetbolista Paloma Flores para dar crédito a estas líneas porque ella, una destacadísima atleta oriunda de Acapulco, Guerrero, sabe lo que es entrenar al cien por ciento, esforzarse el doble que el resto, afrontar retos y obstáculos e incluso poner en duda los diagnósticos médicos que indicaban que, tras una severa lesión, apenas podría volver a caminar, pero nunca regresar a la competencia en las duelas.
Paloma Flores, que se adentró en el basquetbol gracias a su padre y que encestó sus primeras tiros en la colonia Emiliano Zapata de Acapulco, se convirtió en estudiante-deportista con una beca completa gracias a una oferta del Tec de Monterrey Toluca, sin embargo, su mejor momento llegaría con Linces UVM Lomas Verdes, institución donde estudió la Licenciatura en Diseño Gráfico y la Maestría en Administración de Empresas con orientación en Mercadotecnia y equipo con el que jugó en divisiones de ascenso y la máxima categoría del basquetbol universitario.
Sin embargo, en su mejor momento, Paloma tuvo que parar durante casi año y medio por una lesión que a cualquier deportista sin fortaleza mental lo hubiera retirado de inmediato.
A continuación, Paloma Flores contó para los seguidores de Mexatlethics el momento más complicado de su trayectoria deportiva, el cual pudo alejarla por completo y en definitiva del basquetbol.
“Tuve una lesión muy fuerte en la rodilla izquierda y fue una lesión ligamentaria múltiple porque fue la ruptura completa de ligamento cruzado anterior, posterior, meniscos y cartílagos. Tuve una reconstrucción total de ligamentos, meniscos y también me reforzaron poniéndome un injerto de cadáver en la operación. Fue un proceso difícil y crítico porque los doctores decían que no volvería a jugar y que con suerte volvería a caminar normal, pero no podría llevar una vida deportiva de alto rendimiento.
Tuve que luchar porque me negaba a creerlo, pero seguí una recuperación rígida y a los cinco meses todo parecía mejorar, pero en ese momento me dieron la noticia de que me operarían otra vez porque el injerto no quedó bien.
Tuve otra operación y después del avance de cinco meses fue retroceder y comenzar una vez más, pero tras un año y cuatro meses regresé para jugar y estudiar mi maestría”.
Actualmente, aquella lesión solamente es un mal recuerdo por el dolor físico y por la angustia ante el “inminente” adiós al basquetbol, pero también es un recordatorio de la fortaleza que la basquetbolista acapulqueña mostró en todo momento.
Hoy, Paloma Flores es una destacada basquetbolista profesional con trayectoria en AZTKS de Estado de México y Mexcaltecas de Nayarit, labor que compagina con su trabajo de diseñadora gráfica, el cual, ya le ha dado enormes satisfacciones pues sus diseños han quedado plasmados en el jersey de estos equipos e incluso en un representativo nacional.